En horas de la mañana del pasado miércoles, la pequeña Maikelys Espinoza fue recibida con alegría en su tierra natal, Venezuela, tras un arduo trabajo del Gobierno nacional liderado por el presidente Nicolás Maduro. La niña de dos años había sido secuestrada por el Gobierno de Estados Unidos, generando una ola de solidaridad y esfuerzo colectivo para su rescate.
La emotiva llegada de Maikelys fue marcada por la calidez de la primera dama, Cilia Flores, quien la recibió junto a un grupo de migrantes venezolanos provenientes desde Texas. En un acto de gratitud, la primera combatiente expresó su agradecimiento a los medios de comunicación y a todos aquellos que estuvieron pendientes del caso, así como al Gobierno Bolivariano por su inquebrantable solidaridad en la búsqueda de justicia.
El vicepresidente sectorial de Política, Seguridad Ciudadana y Paz, Capitán Diosdado Cabello, destacó que este evento representa una victoria significativa, resultado de la sabiduría y experiencia del presidente Nicolás Maduro y su equipo. «Hemos ganado una batalla que se ha librado con esfuerzo y dedicación, y hoy vemos los frutos de esa lucha«, afirmó.
Desde el Palacio de Miraflores, el presidente Maduro recibió a Maikelys, su madre y su abuela, en un reencuentro lleno de emoción y esperanza. Durante el encuentro, reconoció la labor del delegado de Paz, Jorge Rodríguez, quien jugó un papel crucial en las negociaciones para llevar a cabo el regreso seguro de la menor.
Además, el presidente Maduro extendió su gratitud al presidente estadounidense Donald Trump, reconociendo que a pesar de las diferencias, es posible avanzar y resolver asuntos humanitarios. «Este acto de justicia y humanidad debe marcar el inicio de una nueva etapa en nuestras relaciones», manifestó el mandatario.
Maduro también hizo un llamado a la unidad y solidaridad del pueblo venezolano, solicitando que se mantenga activa la movilización en favor del regreso de otros compatriotas, incluyendo el padre de Maikelys y 252 venezolanos que aún se encuentran en El Salvador.
